Don Librado echo el día recogiendo hojitas de zinc, lo que quedó de su casa. Llegó de la loma el sábado, antes de los aguaceros. Justo se fue para allá a pasar el otro ciclón y al regresar se encontró con esto. "Que Dios nos mire con ojos de piedad, ojalá que el Gobierno se apure por nosotros ahora. No tenemos donde vivir, necesitamos ayuda". A pesar de su lamento, da gracias de que esta vivo.
La naturaleza comienza a pasar la cuenta.
La tragedia de San José de Ocoa es la
misma que asalta aquí y allá en cada
temporal.
Con las últimas tres tormentas en línea, esta gente ya sabía donde guarecerse. Perder un techo o un conuco es costumbre en Ocoa. Los derrumbes, deslaves y desbordamientos de ríos son un tema viejo. Muchos riachuelos se fueron encojiendo. Se borraron cientos de pequeños causes de agua. Desapareció la capa fértil de lo que fue una sierra hermosa de abundantes
hortalizas y frutales.
provincia practicamente invivible.
Su terreno se ha convertido en una
ceniza volcánica que no se sostiene.
No importa el fenómeno que sea, el agua
confluye en un mismo punto, alimentando la
corriente desbocada del río Ocoa.
Las lluvias pasan y la crecida de los ríos bajan, más no el sentimiento de pérdida, la impotencia y la desesperanza de los desalojados, refugiados, desplazados o como les llamen.
1 comentario:
Las chicas y chicos de ex mis Aceitunas dieron pela en la exposició n final del Monografico.. sigan con su proyecto que está muy bueno
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